Las arvejas se pueden consumir frescas
o secas presentando algunas diferencias significativas respecto a su contenido
en nutrientes. Las frescas son mucho más dulces y sabrosas, y contienen mucha
más agua que las secas, pero menos proteínas, grasas e hidratos de carbono.
La arvejas aporta
cantidades considerables de hidratos de carbono, constituidos en su mayor parte
por hidratos de carbono complejos como el almidón, y una pequeña proporción de
sacarosa. Las arvejas, como todas las legumbres, son una importante
fuente de fibra. Contienen, fibra de los dos tipos: soluble (ayuda a reducir
niveles elevados de colesterol y azúcar en sangre) e insoluble (regular el buen
funcionamiento del intestino, evitando el estreñimiento)
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